Viejos de Corpus, un legado de San Pedro el Alto en Temascalcingo

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San Pedro el Alto, poblado de origen Mazahua, con tradiciones, con costumbres, con niños alegres, mujeres de flores, hombres trabajadores, y sus Viejos de Corpus.

Los viejos gritones, los que según la tradición pidieron la lluvia por ahí del año de 1535, cuando la tierra estaba seca y los hijos de la tierra morían de sed, el maíz no crecía, pedían agua y el cielo lejos de brindársela, parecía castigar al valle de Temascalcingo, así, los habitantes recuerdan como sus abuelos encontraron en los viejos la oportunidad para bailar y pedir la lluvia.

Con máscaras del doble o cuatro veces el tamaño de una cabeza, ropa de ixtle y objetos colgantes que imitan el sonido de los truenos que acompañan la lluvia, desde el domingo previo al jueves de corpus, hacen su presentación en iglesia de San Pedro, donde comenzó todo… Del lunes al miércoles comienzan con la visita de casas, a la orden del violín, al paso del tambor de cuero y el re picar de campanas, para recorrer en tres días la comunidad, pidiendo la ofrenda, gritando, y haciendo el mayor barullo posible para que el cielo escuches a sus hijos.

Pero los viejos no caminan solos, los persigue el mal, el recuerdo de los hacendados, la tentación de no seguir, el cansancio que los enviste bajo el disfraz de un toro, lascivo, engañoso, y aunque lo torean los viejos, caen de pronto, uno a uno, corneados por el mal. Pero a los caídos son arropados por los demás viejos, consolándoles, reanimados por la madre vieja y por el padre viejo, y el caído vuelve en pie, victorioso.

Y el que había caído vence al mal y puede seguir el camino. Nada detiene a los viejos bailadores de San Pedro, tienen una encomienda: el agua. Con los primeros rayos del sol del quinto día se reúnen la iglesia, ya es jueves, y tienen que llegar al centro de Temascalcingo para unirse con los demás viejos de los pueblos vecinos, que hoy, han adoptado la tradición de los viejos, que ya no están solos, los acompaña niños, jóvenes, mujeres, y hombres que preservan su cultura Mazahua.

Liderados por San Pedro y San Pablo, los viejos recorren a un costado del panteón, la piedra grande, y el campanario, donde se dice que habita el malo, donde censan y dan la bendición a los viejos para que puedan llegar con bien hasta que en La Corona, son los viejos principales quienes se encargan de portar a los santos patronos para entrar a la parroquia del Señor de la Coronación de Temascalcingo.

Y se encuentran con lo Xitas alebrijes de Andaro, con los viejos gigantes de la Corona, y de diversos rincones del municipio. Tras caminar por más de 2 horas, entran al templo bailando, gritando, golpeando con su bastón el suelo, tratando para ser escuchados. Dan las gracias, hacen reverencia y entregan flores y ceras como ofrenda, mostrándola a los cuatro vientos.

Así, la verbena inicia por las calles de la cabecera municipal, y al ruido de los viejos el cielo que te nubla, ya que parece hasta ahora, las cerca de 20 comparsas con entre 50 y 200 integrantes están siendo escuchados, por su baile desde la mañana, y de los días anteriores.

Hoy Temascalcingo está de fiesta, han recibido la declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial del estado de México: la tradición de los Xitas de Corpus, un reconocimiento a su tradición, a su Cultura Mazahua y Otomí.

Los viejos de San Pedro deberán volver cerca de las 4 de la tarde a su lugar de origen, y si todo sale bien, y el cielo les ha escuchado, regresar bajo el cobijo, de la lluvia.

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