Volver al cine

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Vaya desolación la de volver al cine: filtro de sanidad de acceso a la taquilla, letreros de aviso por doquier, el área de juegos de los niños cerrada, en la sala los sillones separados cada par con letreros amarillos de precaución y 20 minutos de comerciales de que los humanos volveremos a reunirnos con nuestros seres queridos.

Desde luego se reconoce y agradece a las exhibidoras de películas que tomen en serio lo de la sanitización y orden en las instalaciones pero es notoria la diferencia de acudir a ver películas sin las largas filas de gente, las butacas llenas y los adelantos de las películas que se estrenarán. En pocas palabras, casi sin gente y esta separada.

Los que somos adultos hoy tal vez nunca pensamos que nos tocaría ver algo así: el confinamiento generalizado seguido de distanciamiento social. Asimismo, de reencontrarnos con cubrebocas y saber que debemos saludarnos chocando los codos o de «lejecitos». El COVID-19 vino a cambiar radicalmente nuestras vidas y la manera de corroborarlo en con una de las principales opciones de entretenimiento: el cine.

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