Por algo se dice que no hay que emocionarse por algo que no va a pasar. Al menos esta máxima se confirma en relación con la ausencia de agentes de Tránsito en ciudad capital de Toluca que vigilen de manera permanente el cumplimiento del Reglamento de Tránsito del Estado de México.
Se les vio la primera semana de gobierno y desde entonces parece que ocurrirá como en trienios anteriores que solo se les advierte y en la cantidad que son, a través de los desfiles cívicos.
Mientras tanto, la condición del tráfico en Toluca se mantiene o agrava ya que por más convocatoria que se haga a la gente a informarse y respetar los señalamientos y normas de tránsito por sí mismos, les vale gorro. Es necesaria por ende, la existencia de agentes de Tránsito en las calles que hagan valer la ley y la importancia de conocerla y cumplirla.
¿Para qué entonces el personal disponible, las patrullas, las motocicletas, las armas, los uniformes, las insignias y demás infraestructura si no se hace visible e impone la ley?, ¿o ya de plano nos hacemos a la idea de que las cosas pasan o no y nuestro caso es lo último?
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