En uno de sus mensajes más recientes a través de la red social Twitter, Andrés Manuel López Obrador, se refiere a Margarita Zavala, aspirante presidencial, como, solamente, la esposa de Calderón. Es decir, omite su nombre y relevancia.
Ya en otra ocasión, hace dos años, el representante de Morena declaró que la panista tenía como propósito ser una “extensión” del mandato presidencial de Calderón.
Si bien López Obrador denota en estas expresiones odio y rencor hacia Felipe Calderón, con quien contendió por “la grande”, al mismo tiempo da muestras de su machismo.
López Obrador se ha dejado ver como en su momento lo hizo Vicente Fox y la “lavadora de dos patas” que cada mexicano tiene en su hogar; Peña Nieto y aquello de “no soy la señora de la casa”, y Jorge Rodríguez, El Bronco, que ayer confirmó que quiere ser candidato presidencial, con su frase de “nadie quiere a una niña gorda”.
El machismo, negación o degradación de la mujer, sigue rondando a los políticos mexicanos curiosamente desde el nivel más alto: presidenciables y presidentes situación que no encaja con su aspiración o función colectiva sino con su autoritarismo.
