El 20% de los propósitos de año nuevo se abandonan dentro de la primera semana de enero, y por lo menos el 80% se dejan de lado a lo largo del año, ¿pero porqué es tan difícil cumplirlos?.
Una nueva investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Diuke en Estados Unidos, revela que la clave de esta dificultad radica en que nuestros hábitos dejan una marca palpable en circuitos específicos del cerebro, preparándonos para “alimentar” estos vicios en vez de luchar contra ellos.
Los propósitos como dejar de fumar, comer menos azúcar o hacer más ejercicio, implican romper con la rutina y vencer el funcionamiento de nuestro cerebro, producto de la costumbre.
Los científicos descubrieron que la actividad eléctrica de los ganglios basales, es la que regula el comportamiento compulsivo, lo que hace que sigan arraigados los hábitos, sin poder cumplir los propósitos realizados.
Este descubrimiento, dicen los autores del estudio, ayudará a dirigir estos circuitos cerebrales para promover hábitos que queramos, y acabar con los no deseables.
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