Los árabes y los rusos han llegado a un acuerdo para fijar un techo en la producción petrolera.
Eso ha generado un cierto entusiasmo, un escenario positivo para el precio del petróleo mexicano. Aunque los especialistas saben que mientras otras naciones no se sumen al acuerdo, difícilmente bajará la producción y subirán los precios.
Aunque para México volver a tener precios altos del petróleo puede ser un problema.
Sí, porque cuando en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón el precio del petróleo estuvo por las nubes —o alcanzó cifras récord, que para el caso es lo mismo—, en vez de invertir en infraestructura, fomentar el crecimiento, inyectar los excedentes petroleros al desarrollo nacional y social, esos recursos se destinaron a crear plazas gubernamentales, abrirle chambas a cuates y no tan cuates, y gasta el dinero en sueldos y salarios.
Y al paso del tiempo, dado que el precio del petróleo comenzó un declive y hoy se encuentra cinco o seis veces por abajo de hace dos o tres sexenios, no hay dinero que alcance para pagar tantas y tantas plazas laborales. Ni las coberturas contratadas alcanzan, así que las finanzas públicas se secan y como lo primero es pagar salarios, se van quedando en los pendientes los proveedores y prestadores de bienes y servicios. Es decir, la economía cotidiana.
Si el acuerdo petrolero funciona y los petroprecios suben, sólo espero que no sea para contratar más y más servicios personales.