De pantalón largo

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La vida pública nacional se mide en sexenios. Y gira alrededor del futbol.

Cualquier mexicano con tres dedos de frente lo sabe o lo sospecha. Cuando recordamos algún acontecimiento reciente o en la noche de los tiempos, nos remitimos a señalar el sexenio en el que ocurrió —por ejemplo, la toma de Toluca por los aztecas, ocurrió en el sexenio de Atzayácatl—. Y te puede gustar cualquier deporte, puedes practicar cualquier disciplina deportiva, pero invariablemente el futbol soccer será tema de conversación.

La Liga MX calcula que en México y Estados Unidos hay 158 millones de aficionados mexicanos al futbol. Eso es más que el total de la población mexicana.

Así que cuando la liga mexicana de futbol da una noticia, esta se convierte inmediatamente en tema de conversación. Ahora mismo, sin venir a cuento, cualquiera te puede preguntar quién será el técnico de la selección mexicana. Y todos tenemos una opinión sobre el particular —el arriba firmante la tiene, pero no es necesario decir que preferiría que la decisión no recayera en El Piojo Herrera—., con argumentos técnicos, políticos y sociales, como sacados de un programa de debate sobre el futbol mexicano.

El nacionalismo se mide incluso a través del futbol. Casi todos tenemos alguna playera del seleccionado mexicano. Y nos rasgamos las vestiduras con sus derrotas, especialmente si son frente a Estados Unidos. Y nos sentimos en la gloria recordando que alguna vez le ganamos a Francia o que conseguimos una medalla de oro olímpica. Y lamentamos que se pierdan jóvenes promesas por culpa de equipos y técnicos.

El futbol es el deporte más popular. Después vienen el box, que también ha dado muchas glorias al Olimpo deportivo nacional, y el beisbol, que es el deporte del sexenio —nomás porque lo practica el presidente de la república—. En un cuarto lugar anda el futbol americano, y después creo que la rayuela o el bote pateado… bloqueos, incendio de tiendas de conveniencia y quemazón de carros todavía no están reglamentados, así que no cuentan.

Los que si cuentan son los señores federativos y dueños de los equipos profesionales, vulgarmente conocidos como “los de pantalón largo”.

Pues esos señores decidieron dar un golpe de timón o dar la vuelta a la página o como diga el lugar común de mayor uso en este momento, para regresar a un modelo menos cómodo para los equipos profesionales: regresa el descenso, se elimina el repechaje, se reduce el número de jugadores extranjeros, habrá un campeón anual por puntos, entre otras medidas. “Los de pantalón largo” decidieron —aparentemente— fomentar la competencia.

La industria del futbol, referente de la sociedad mexicana, toma medidas con el objetivo de mejorar en las competencias internacionales. Y, desde luego, para preservar su negocio, construido a partir de la pasión popular. Ya veremos.

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