Con eso de las entradas y salidas de los partidos políticos de parte de quienes han ocupado puestos de elección popular lo que se asoma es que no pueden, no saben o no quieren dejar de vivir de la política nacional y del presupuesto público así como figurar y establecer relaciones con grupos de poder. Tal es el caso del exgobernador Eruviel Ávila Villegas, que dejó al PRI y el martes anunció su incorporación a la campaña a la presidencia de la república de Claudia Sheinbaum. El también exalcalde de Ecatepec asegura que no busca un cargo público y que solo le interesa el proyecto y perfil de la morenista pero está por verse aquello de que si gana Claudia, sea invitado a gobernar con ella.
Eruviel Ávila gobernó el estado de México con el destino de cantidades millonarias a programas sociales pero hubo aumento de pobreza, salarios caídos, altas tasas de homicidios dolosos y secuestros, obras públicas malas y con sobreprecio. Y luego fue senador por la entidad.
El punto es saber si creer o no en que sus intenciones son genuinas puesto que para ello se tiene que establecer su nivel de credibilidad o lo que le significa que son valores y principios conocidos, honestidad y congruencia y, por lo pronto, saltar de un partido a otro es conveniencia aunque en ello pueda existir inapetencia. Es duro dejar el hueso y que otros lo disfruten. Importa más el hueso que la ideología.