Hablando de inseguridad pública, constantemente salen a la luz estadísticas nacionales y subnacionales sobre percepción de inseguridad de la población. Y esto se refiere a, más que ser víctima de un delito, a la idea que se tiene de serlo, lo cual genera miedo, angustia, estrés, enojo, intranquilidad, shock y trastornos del sueño.
En el país tenemos dos situaciones que nos preocupan: lo delitos comunes y el narcotráfico. Tan solo en los últimos tres meses del 2023 la idea de inseguridad fue de 62.3 por ciento, según el INEGI. La ciudad con el índice más alto fue Fresnillo, Zacatecas con 92.8 por ciento; le siguen Zacatecas, Ciudad Obregón, Ecatepec, Irapuato y Naucalpan.
La inseguridad, con sus expresiones de violencia y criminalidad, también limitan la libertad de movimiento, reducen la confianza de la gente en las instituciones y alteran el desarrollo económico. Una respuesta está en cero impunidad, y en esto andamos mal pues de cada cien delitos que se cometen cuatro son denunciados y de los que se denuncian pocos se resuelven. Faltan pues acciones de persecución e investigación de delitos, mayor capacitación de los involucrados en la seguridad, y justicia penal que es esclarecer los hechos, proteger a inocente, sancionar al culpable y reparar los daños causados por el delito.
La percepción de inseguridad de los ciudadanos se reduce con hechos así que urge acción.