Y llegó el Día de la Madre en la república mexicana. Se ha hecho costumbre enaltecerla en esta fecha ya sea que esté viva o muerta, sea o haya sido buena o no. Todo inicia por atribuirle que dio la vida y luego que simboliza amor, apoyo, comprensión y sacrificio en la crianza y desarrollo de los hijos hasta verlos realizados o autosuficientes, aunado a que, por lo general, se hace presente en los momentos de dificultad y enfermedades, y en los logros personales.
A la mamá en México también se le respeta, precisamente por ese rol social histórico de dedicación al hogar y los hijos, si bien en la segunda década del tercer milenio en la que nos encontramos miles de mamás trabajan fuera de casa y su función es de proveedoras y supervisoras.
Las mamás modernas fomentan especialmente la independencia y la autonomía en los hijos, están muy abiertas a la comunicación aunque establecen límites y apuestan por la creatividad y la exploración. Ser mamá hoy es equilibrar múltiples responsabilidades, buscar la igualdad de género y criar en un mundo cada vez más globalizado. Pero lo que no ha cambiado del rol tradicional y moderno es que las madres son pilares en la transmisión de valores universales y promoción de la tolerancia y la inclusión en la sociedad.
