Nepotismo

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El tema que se puso de moda a nivel nacional es el nepotismo que corresponde a la utilización de un cargo público para designar a familiares o amigos en determinados empleos y concederles otro tipo de favores, al margen de que carezcan de mérito o capacidad. Y seguramente ya se te están viniendo a la mente ejemplos o casos.

Pero la propuesta de Claudia Sheinbaum va encaminada al nepotismo electoral. Es decir, a evitar que familiares o personas con vínculos cercanos a quienes ocupan cargos públicos puedan sucederlos directamente en los mismos puestos. Esta reforma aplica a todos los cargos de elección popular, incluyendo titulares del Poder Ejecutivo federal, estatal y municipal, legisladores federales y locales, así como autoridades municipales.

Sin embargo, al concentrarse en lo electoral, la Ley contra Nepotismo no aborda el nepotismo en la administración pública y el trasfondo es que esta figura se asocia con prácticas corruptas como el tráfico de influencias y sobornos y crea una cultura de injusticia, disminuyendo el rendimiento y la productividad. Asimismo, conduce al desvío de recursos públicos para beneficio privado ya que los puestos otorgados se usan con el fin de obtener contratos o beneficios sin seguir los procedimientos legales.

Los políticos gustan del nepotismo porque les permite mantener el control y lealtad dentro de su círculo cercano y aseguran que sus decisiones sean respetadas y el poder se mantenga dentro de su red de influencia. Y bueno, es más fácil gestionar a personas cercanas puesto que que se asume que comparten los mismos objetivos e intereses. También es visto como una forma de estabilidad y continuidad.

El nepotismo es algo común en México y no se está abordando de frente en el país por el gobierno y Congreso de la Unión. Esto trae como resultado que se obstaculice la meritocracia y se perpetúe la desigualdad y la corrupción en contra de la confianza pública y la eficiencia institucional.

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