El fin de semana llega el que fue bautizado como «el fin de semana más barato del año»: El Buen Fin.
Así se sigue anunciando, aunque durante los últimos ni de lejos el comercio haya ofrecido descuentos atractivos y reales: según estudios, apenas 15 por ciento de las ofertas son descuentos reales. El resto son ofertas engañosas y los famosos meses sin intereses.
De «buen fin» solamente tiene el apelativo. Porque si comparas los precios de la semana pasada (si tuviste la curiosidad de hacerlo) con los que se ofrecerán a partir de mañana, la verdad es que las grandes ofertas no aparecen por ningún lado.
Al menos esa ha sido la historia de las cinco ediciones anteriores.
Que no es el viernes negro ni pretende serlo, han dicho gobierno y comerciantes. Y tienen razón, ni de lejos se le parece. No en los descuentos, desde luego, menos en el volumen de las ventas.
Mucho menos en la práctica habitual de los comercios grandes y pequeños en estas fechas: ofrecer compras a meses sin intereses.
Pero los consumidores ya aprendieron: los estudios indican que lo único que ha traído El Buen Fin es la anticipación de las compras navideñas, porque si antes el mes de mayor volumen en ventas era diciembre, ahora es noviembre. Sólo eso. Y ofertas engañosas o a medias: 50 por ciento de descuento… en la segunda prenda. 60 por ciento de descuento… sólo en modelos seleccionados. 40 por ciento de descuento… en los accesorios. Y así «el fin de semana más barato del año» se queda en un eslogan. Muy barato.