Si de por sí la violencia es una acción censurable y contra la mujer por ser mujer es reprobable, ahora, en grupo, como ocurrió a Ana Guevara, no es más que un acto brutal.
Es decir, la suma de irracionalidad, crueldad y exceso. No hay justificación ni argumento que valga. La brutalidad es maldad absoluta.
Y sí. Duele por ser mujer, porque le pasó a un referente de México en el extranjero y por el acecho de la violencia en México.
La brutalidad ejercida hacia Ana Guevara es similar a la brutalidad de quienes hoy rastrean a sus víctimas de explotación sexual través de las redes sociales.
A la violencia y brutalidad solo sigue la muerte. El mayor de los crímenes.