Hace ya un mes que el escultor metepequense Jesús Nonato y su familia fueron detenidos y encarcelados. Su falta fue haberse atravesado al convoy del inspector general de las Instituciones de Seguridad Pública del Estado de México, Isael Montoya.
Hasta ahora el mensaje del caso ha sido de impunidad.
La Secretaría de la Contraloría del gobierno del estado no tiene ningún expediente abierto, según lo que el secretario Alejandro Hinojosa le dijo a la periodista del noticiario Así Sucede Elizabeth García la semana pasada. Existe una queja radicada en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, que debe estar en trámite… y párale de contar.
Ni una amonestación y mucho menos un castigo a los “servidores públicos” de la IGISPEM por acusar falsamente a un grupo de inocentes.
Al cabo de un mes ha pasado mucha agua bajo el puente y ahora hay otros temas y escándalos noticiosos. En otro mes nadie —salvo las víctimas— se acordará del asunto. Sólo cuando otro ciudadano común y corriente pase por una experiencia semejante revivirá el antecedente de haber dejado sin castigo a los responsables de un abuso de autoridad.