Durante el anuncio del decomiso y posterior destrucción de 10 toneladas de productos milagro y medicamentos ilegales, trascendió que la venta de los mismos ha crecido en los últimos tres años, en tianguis, mercados y la vía pública del estado de México, arriba de 600 por ciento. La oferta desde luego, es por la amplia demanda.
¿A qué se debe la propensión a usar esos productos? Al parecer a dos cosas: precio y promesa. El precio es bajo y la promesa atractiva.
El problema es sí, que lo barato sale caro y en este caso la promesa es de productos hechos, en el mejor de los casos, a base de plantas o sustancias de origen natural o sintético, o de nutrientes, carentes de pruebas científicas que avalen su calidad, eficacia y seguridad. Los productos milagro se venden y publicitan como medicamento pero no tienen reconocimiento. Son inservibles.
Las autoridades pueden seguir decomisando y destruyendo los artículos milagro, pero con demanda hay oferta. Los productos milagro dejarán de existir cuando los consumidores se convenzan de que no sirven y dejen de tirar su dinero.