Hoy se va Barack Obama de la presidencia de Estados Unidos, con el beneplácito de seis de cada uno de los ciudadanos de su país. La encuesta realizada por la cadena de televisión CNN y la empresa de negocios ORC lo sitúa en la lista de los presidentes con mayor aceptación al fin de su mandato, apenas por detrás de Bill Clinton y Ronald Regan, que obtuvieron 61 y 66 por ciento, respectivamente, como visto bueno.
Obama llegó a ser presidente por el apoyo de votantes clasificados en afroamericanos, blancos, latinos, asiáticos americanos y nativos americanos. Su lugar en la Casa Blanca, lo ocupará un presidente “blanco” que ha presumido tener una gran relación con los “negros”; que llegó a referirse a su antecesor como “presidente afroamericano” y a los mexicanos inmigrantes “por no ser de lo mejor”.
Se acaba la era en la que el presidente estadounidense simbolizaba la tolerancia a la multiculturalidad de Estados Unidos para dar paso al racismo, xenofobia y discriminación. La era que simboliza Donald Trump al conseguir el voto distrital, que no popular de los ciudadanos de su país. Trum tendrá que echar a andar su capacidad de gobernar, un atributo que deberá probar que tiene y en el que la raza no importa.
