Aeropuerto, clima y demanda

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En respuesta a la consulta sobre las nuevas instalaciones aeroportuarias de la Ciudad de México, el aeropuerto actual da muestras de su incapacidad para reaccionar al clima y la alta demanda.

Escucha aquí a Patricia Maldonado Pérez

Apenas el reloj marcó las seis de la tarde cuando una lluvia torrencial obligó a la cancelación de aterrizaje en una de las dos pistas por encharcamiento, propiciando en ello el retraso de la mayoría de vuelos procedentes de México y el exterior y los destinos nacionales.

Desde luego, esta situación impacta principalmente a los viajeros que llegarán tarde a sus lugares y actividades programadas además de los prestadores de otros servicios como transporte terrestre por atrasos, cancelaciones y reclamos.

Si bien la meteorología adversa es ineludible para parar las operaciones de un aeropuerto, es inconcebible que sigan produciéndose inundaciones que ponen boca arriba a una terminal aérea.

Dicho entonces, la nueva sede del aeropuerto de la capital tendrá que priorizar la calidad de sus pistas al igual que espacio suficiente para el aterrizaje y despegue de los aviones y que las condiciones físicas de estos garanticen la seguridad y comodidad de los pasajeros. Lo mínimo indispensable, ¿o, no?

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