Momentos antes de que se produzca la muerte algunos genes despiertan y comienzan su labor de estimular la inflamación, activar el sistema inmune y contrarrestar el estrés, además de que pueden estar activos 12 horas después del deceso, así lo revela un estudio realizado por la universidad de Washington en Estados Unidos.
Lo sorprendente de este estudio, es que los investigadores descubrieron que en este proceso participan algunos genes que se pensaba sólo trabajan durante la etapa embrionaria para ayudar en el desarrollo del feto, por lo que se deduce que el estado de un cuerpo que acaba de morir tiene similitudes a los que están en etapa embrionaria.
Los investigadores señalan que los genes que promueven el desarrollo de varios tipos de cáncer se vuelven más activos en el momento de la muerte y hay algunos que pasan toda una vida dormidos hasta que llega el momento de la muerte.
Este descubrimiento puede ayudar a la ciencia a desarrollar técnicas más exactas para determinar la hora de la muerte.
