Hace un par de semanas el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, hizo la pregunta de cuántos delincuentes había y él mismo la respondió con un término coloquial de los mexicanos similar a decir “muchos”. Pues ahora la pregunta aquí es ¿alguna vez se acabarán los delincuentes?
Si lo analizamos de forma estructural encontramos aspectos políticos, económicos y sociales como las políticas públicas de desarrollo de las que se desprenden empleo, salarios, oportunidades. En tanto, de los factores micro se hallan el entorno familiar y la interacción social.
En tal sentido, delincuentes ha habido, hay y seguirá habiendo. La diferencia está en las acciones sostenibles para la prevención del delito, la eficacia de las políticas de seguridad y de trabajo y la crianza de los hijos.
De lo último, que nos compete directamente, está el escuchar a los hijos, apoyarlos cuando lo necesiten, nunca hacerlos sentir que estorban y saber en qué lugar se hallan y con quién. Los delincuentes no desaparecerán y menos por arte de magia, buenos deseos o condolencia.