El Senado de Estados Unidos aprobó un plan de estímulo económico por 838 mil millones de dólares, con lo que se inicia una lucha campal para armonizarlo con el que aprobó la Cámara de Representantes el mes pasado.
Con 61 votos a favor, uno más del mínimo necesario, y 37 en contra, el Senado aprobó el plan de estímulo, pensado para sacar a la economía del atolladero y conjurar la “catástrofe” que advierte a diario el presidente Barack Obama.
La medida contó con el apoyo de demócratas centristas y de tan sólo tres de los 41 republicanos del Senado, las senadoras Susan Collins y Olympia Snowe, y el senador Arlen Specter, todos ellos de corte moderado.
Fue tan urgente lograr los 60 votos, que el senador demócrata Edward Kennedy, que padece de cáncer cerebral, tuvo que presentarse en el pleno para emitir su voto. No se le veía en el Capitolio desde que sufrió convulsiones durante la investidura de Obama el 20 de enero pasado.
Sin embargo, los republicanos insisten en que el plan es muy costoso e ineficaz, hipoteca a futuras generaciones y no contiene suficientes recortes tributarios para surtir efecto a corto plazo.