Artesanías mexiquenses: un estilo de vida

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Don Adolfo y su esposa Doña Rosa son un matrimonio de edad avanzada que se dedican a elaborar artesanías con las hojas que desprende el pino.

Don Adolfo y Doña Rosa, artesanos de hojas de pino (Foto: Sergio Cuadros).

Aunque la ganancia por cada producto es muy poca pues llegan a vender una pieza que les lleva siete horas elaborar por 50 pesos en promedio, ellos han hecho de este oficio su forma de vida como muchas personas mas en municipios como Donato Guerra e Ixtapan del Oro. El lugar mas cercano para comercializar es Valle de Bravo. Ellos fabrican piezas como tortilleros, paneras, charolas, canastas, galleteras, entre muchos otros productos.

Para obtener su materia prima, acuden a la zona boscosa donde recogen las hojas que se convertirán en fibra, la cual deberá pasar por un sencillo proceso de preparación con la intención de que pueda ser moldeable al momento de trabajar con ella. Simplemente se humedece con agua y un poco de cloro, ya que de no hacerlo así, el material se secaría y se rompería al momento de trabajarse.

Llevan mas de 20 años con esta labor en la que ha sido difícil colocar el producto ya que quienes los compran pagan muy poco por la artesanía; sin embargo, se trata de toda una labor que requiere de paciencia para que la pieza sea de muy buena calidad.

Su lugar de trabajo es un local de escasos 9 metros cuadrados, el cual han habilitado como dulcería como un medio alterno para obtener otro ingreso. Apenas y tienen tres sillas: dos de madera y una de aluminio con el respaldo gastado. Ahí mismo tienen amontonado un pequeño molino para nixtamal que no funciona desde hace algún tiempo.

Don Adolfo y Doña Rosa han enseñado esta labor a sus hijos y ahora a sus nietos para que continúen con la elaboración de esta artesanía mexiquense pero lo que esperan que sus descendientes tengan mejores oportunidades.

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