«Benito Rivers» y los platos rotos

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El daño que ha hecho al gobierno de Alfredo del Mazo Maza el apresurado dictamen de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México en el caso de actor Octavio Ocaña es cuantioso.

No es que la Fiscalía encabezada por Alejandro Jaime Gómez Sánchez no pueda tener razón.

Lo que ha resultado en un daño a la administración delmacista es la velocidad con la que apareció la información sobre el peritaje sobre el disparo que le quito la vida a “Benito Rivers”. Y que en la balanza no se midió la mala fama que tiene la policía de Cuautitlán Izcalli, municipio aún gobernado por el petardo morenista Ricardo Núñez Ayala.

Apenas a mediatos de septiembre pasado el cabildo en pleno había solicitado la renuncia del comisario de Seguridad Pública y Tránsito, Daniel Ríos Garrido, y éste fue removido de su cargo. Aunque eso no detuvo las denuncias de abusos, extorsiones, uso excesivo de la fuerza, ejercicio indebido de funciones, amenazas, detenciones extra judiciales, secuestros exprés y un sin fin de deitos cometidos por los policías de Cuautitlán Izcalli.

Son numerosos los casos de personajes connotados que han sido víctimas de la policía de Cuautitlán Izcalli

En ese escenario, la actuación de la policía municipal en el caso del actor Octavio Ocaña es por lo menos cuestionable. Y la investigación de la Fiscalía la deslinda de responsabilidades sin siquiera anunciar una investigación, dados los antecedentes de todos conocidos.

Ha sido tan escandaloso y sospechoso el caso, que hasta el presidente Amdrés Manuel López Obrador ha pedido que la Secretaría de Gobernación, a cargo de Adán Augusto López, intervenga para coayuvar en el caso.

La Fiscalía pudo hacer las cosas con más tiento. Sin prisa. Tomando en cuenta el historial de los policías municipales de Cuautitlán Izcalli.

El que está pagando los platos rotos del descrédito de las instituciones policiacas y de procuración de justicia es el gobernador Del Mazo.

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