A nadie nos gustan los baches de Toluca porque caer en ellos implica daños en los automóviles, motocicletas y bicicletas y lesiones a las personas. Tampoco porque afean a la ciudad y dan una imagen de subdesarrollo para los visitantes.
Además, es desagradable manejar con sacudidas, vibraciones incómodas y que se interrumpa la fluidez del tránsito.
Pero, ¿qué hace que no se invierta en arreglar los baches?, en primer lugar se nos dice que el presupuesto que no hay o no alcanza; que se tienen otros proyecto prioritarios; luego que no existe suficiente personal para realizar las reparaciones y que no se cuenta con procedimientos eficaces.
Sin embargo, los baches son el principal problema de la capital mexiquense y puede empeorar con el tiempo, lo que lleva a un deterioro progresivo de las calles y reparaciones más costosas; los baches representan un peligro para la seguridad vial, contribuyendo a accidentes de tráfico debido a la pérdida de control o maniobras evasivas, afectando la calidad de vida de los habitantes.
Atender el problema de los baches es imperativo y hay que hacerlo de forma rápida y automatizada, con opciones de tecnología avanzada y métodos sostenibles y una idea de prolongar la vida útil de las calles. Esto es tarea del gobierno municipal y tiene que ocuparse aunque no le guste; es porque así convenie a todos.