La fiesta de la solemnidad del cuerpo y sangre de cristo, mejor conocida como Corpus Christi, que celebra la presencia de Jesús en la eucaristía ha ido modificándose con el paso del tiempo pasando de una acción que reconoce la vida de fundador de la iglesia católica a una celebración regional que comúnmente llaman el día de las mulas.

(Foto: Juan Carlos Vázquez). 
(Foto: Juan Carlos Vázquez). 
En este sentido se pueden observan, en diferentes comunidades, así como en la capital del estado de México, numerosos puestos en los que se exhiben las famosas mulitas hechas a base de hojas de maíz seca (Foto: Juan Carlos Vázquez).
Jorge Rosas, sacerdote de la Catedral de Toluca comenta que, anteriormente, este día era una celebración cotidiana, esencialmente los días domingo, sin embargo, con el paso de los años los Papas decidieron darle mayor atención a esta celebración en momentos donde ocurrían milagros, apariciones o revelaciones santas y se enaltecían a través de cantos o alabanzas a la eucaristía, esto en el aspecto litúrgico.
En el caso de la fiesta popular, sobre todo en México, ésta celebración tomó un valor de tradición que resaltaba el intercambio de productos, la vestimenta de las personas que acudían a los templos a las misas y sobre todo de los animales que los acompañaban, motivo por el cual esta celebración también es conocida como el día de las mulas.
“…entonces era una celebración por el colorido, no solo por las misas sino también afuera, el intercambio de productos, el compartir y convivir y como traían muchas bestias de carga incluyendo las mulas, se le quedó a la gente hablar de corpus christi como también una fiesta o días de las mulas”.
Precisamente, en este sentido se pueden observan, en diferentes comunidades, así como en la capital del estado de México, numerosos puestos en los que se exhiben las famosas mulitas hechas a base de hojas de maíz seca y papatla; tallo de plátano, así como ropa regional mexicana a las afueras de la Catedral de Toluca y cualquier templo religioso.
Aunque esta celebración de fe a la presencia de Jesucristo se fue transformando, esta ha perdido fuerza debido a la falta de conocimiento del verdadero motivo de la celebración, así como a la falta de reparación del personal de la iglesia, por lo que, a nuestras fechas, esta celebración ha dejado un hueco incluso para los vendedores de mulitas que, año con año, detectan una disminución en la participación de la gente, así como de sus ganancias.
“Ya cambio mucho, ya no se vende como antes, ya no es mucho tradición para los jóvenes, ya no lo ven como tradición. Ya lo ven como raro. A muchos niños los vestían de inditos y ahorita pocos los visten”, comentó María Isabel, vendedora de mulitas a las afueras de la catedral.
Por el contrario, el padre Jorge rosas, destaca que la celebración de la solemnidad del cuerpo y sangre de Cristo, ha retomado su valor de sacramento más que el de la fiesta popular.
“Hoy más que nunca se está regresando a la procesión con el santísimo a la adoración eucarística y a la celebración de la misa”.


