En los países desarrollados como Inglaterra los intelectuales alardean que conocen más a México y a los mexicanos que sus nativos y pobladores. Nos identifican, entre otras características, como una sociedad con raíces culturales de corrupción.
Ahora fueron diputados alemanes los que, durante su estancia en nuestro país, esta misma semana, compartieron sus nociones sobre México y nuevamente fue la corrupción, y en concreto la colusión de autoridades con el crimen organizado, el tema central.
Sin embargo, ¿qué es lo realmente importante de eso?, ¿que extranjeros conozcan a fondo la corrupción a la mexicana y nos la restrieguen?, ¿o seguir escondiendo uno de nuestros grandes males, perfectamente identificado por nosotros?
La corrupción le cuesta al país más de un billón y medio de pesos, equivalentes a nueve por ciento del Producto Interno Bruto, según las cifras para este año previstas por el Banco de México.
Los extranjeros pueden jactarse de su sabiduría de la corrupción desde
en México y exhibirla dentro y fuera del país, el asunto es ¿qué hacemos los mexicanos para evitarla?