La penicilina es uno de los antibióticos más recetados desde 1928 en el tratamiento de infecciones provocadas por bacterias sensibles, pero aunque es muy beneficiosa para combatir diversas enfermedades, puede provocar reacciones adversas en ciertas personas.
Un estudio de la clínica Mayo asegura que 9 de cada diez personas que dicen ser alérgicas a la penicilina no lo son porque algunas de las reacciones que han presentado al suministrárseles penicilina son reacciones secundarias y no alérgicas, síntomas que pudieron haber sido sólo platicados por los familiares.
De acuerdo con los científicos el 90% de las personas no tiene ninguna evidencia real de una verdadera reacción alérgica y ha evitado el fármaco innecesariamente, por lo que es importante saber diferenciar reacciones alérgicas y efectos secundarios.
La recomendación médica para las personas que creen ser alérgicas es pedir a su doctor que le realice una prueba de alergia a la penicilina en la piel.
