Manifestarse es un derecho. Se basa en el principio de Libertad de Expresión y la posibilidad de que las personas puedan dar a conocer sus opiniones, demandas o desacuerdos con las autoridades. Pero, ¿hasta qué punto es válido? pues hasta que no se afecte el derecho de terceros.
El cierre de hoy de un tramo de los carriles centrales de la avenida Tollocan, a la altura del Hospital Materno Perinatal Mónica Pretelini Sáenz, trajo consigo alteraciones al ritmo de vida y obligaciones de cientos de automovilistas del Valle de Toluca pues no llegaron a tiempo a su trabajo, cita o en general, destino. Pero a más de ello, está su seguridad: el riesgo que representa darse la vuelta sobre carriles centrales para avanzar en sentido contrario: ¿quién asume la responsabilidad ante un choque?, ¿y en caso de que se afecte la integridad de personas? Alguien debe asumir responsabilidades y al menos en el caso de la autoridad hoy quedó manifiesta su falta de reacción para tomar las riendas y gestionar el tránsito. Igualmente para abordar a los manifestantes, e invitarlos a dialogar y evitar que la afectación a terceros durara horas.
Tendría que haber también, de parte de quienes protestaron, una notificación previa para advertir que los gobernantes deben tomar medidas. Preguntarse por otro lado, si manifestándose cerrando calles es un medio efectivo para llamar la atención o se requieren alternativas más eficaces y conseguir que las autoridades haga su trabajo como llevar a cabo negociaciones directas, elección del lugar adecuado, usar las redes sociales. Manifestarse sin afectar a terceros requiere un enfoque cuidadoso y respetuoso hacia los derechos de todos.