Mientras en países de primer mundo, como Inglaterra, y subdesarrollados, como Cuba, la población goza de un sistema de salud universal, en México, país en vías de desarrollo, los habitantes vivimos preocupados por nuestra salud.
¿Cuántos de nosotros hemos acudido a revisión médica de rutina o a consulta por algún malestar, en el último año?
Lo primero que se nos viene a la mente antes de ir al médico es la larga espera en el servicio público y el alto costo del servicio particular o privado.
Los mexicanos destinamos más dinero de nuestra bolsa a consultas, estudios y compra de medicina, que lo que gasta el gobierno en salud.
También pagamos más por nuestra salud que en ningún otro país de América Latina, de acuerdo con las cifras de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos.
Aunque el derecho a la salud es constitucional, contenido en el Artículo Cuarto, el sistema de salud mexicano, en él entran en juego criterios políticos y técnicos, hace que esto no se cumpla, muy acorde a nuestro mote de país en vías de desarrollo.