Discriminación transversal ocurre por múltiples causas simultáneas: especialista

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La discriminación transversal se presenta cuando se suman, y son vistas en sentido negativo, condiciones o factores de vulnerabilidad como el género, la orientación sexual, la discapacidad o el origen étnico o religioso. Es también una de las formas más dañinas de discriminar cuando se trata de situaciones en las que una persona es víctima de exclusión o maltrato por más de un motivo al mismo tiempo, explicó Cristian Alfredo Aguilar Peralta, egresado del Doctorado en Administración y Políticas Públicas, Especialista en derechos humanos y conferencista en materia de discriminación.

La Codhem platicó con Cristian Alfredo Aguilar Peralta, egresado del Doctorado en Administración y Políticas Públicas y especialista en Derechos Humanos, acerca de una forma grave y de vulneración múltiple de derechos humanos: la discriminación transversal.

“Pensemos en una persona con discapacidad, de cualquier tipo, que también pertenece a la población de la diversidad sexual o de género, o que es parte de un grupo indígena o un pueblo originario, cuando estas identidades se cruzan no se manifiestan en la persona por separado ni se diferencian en cuanto a cada situación de vulnerabilidad, sino que se conjuntan y generan barreras más profundas, de diversos tipos y difíciles de superar, entonces, es una discriminación transversal que entrelaza factores y se multiplica”, señaló.

Lamentablemente, dijo Cristian Peralta, hay muchas formas de discriminación, por ejemplo, a una persona con discapacidad de la población de la diversidad se le suele negar el acceso a servicios de salud adecuados; se cuestiona su capacidad para tener relaciones afectivas o sexuales y, en muchos espacios, simplemente, se les invisibiliza. También enfrentan violencia verbal, física y simbólica, y a menudo no son tomadas en cuenta en el diseño de las políticas públicas. Entonces, es una exclusión que afecta tanto lo personal como lo institucional.

Como especialista comentó que cuando se da la discriminación transversal los derechos humanos más vulnerados, en el caso de personas con discapacidad cuya identidad, expresión u orientación sexual no corresponden a los estándares heteronormativos, son el derecho a  la igualdad y no discriminación, a la salud, a la educación y a la participación social y política, pero, sobre todo, se le vulneran el derecho a vivir una vida libre de violencia, el derecho a expresar la sexualidad o a formar una familia. Muchas veces se les trata como si no tuvieran derecho a vivir plenamente como cualquier persona, lo cual es una grave violación a su dignidad humana.

Las principales víctimas de discriminación transversal y las más vulnerables son las mujeres y las personas LGBTTTIQ+ con discapacidad, las que pertenecen a comunidades indígenas o afrodescendientes y quienes viven en contextos de pobreza, migración o abandono. Estos son ejemplos claros de personas que enfrentan una acumulación de desigualdades estructurales, aseguró.

Cuando alguien es excluido por cómo se ve, a quién ama o por una condición de discapacidad; cuando hay burlas, estereotipos, lenguaje ofensivo o negación de servicios sin una razón válida y cuando los espacios no están adaptados para recibir a todas las personas por igual, estamos ante formas de discriminación, aunque muchas veces estén normalizadas inconscientemente, es decir, si ocurre cualquiera de estas situaciones o todas a la vez es tiempo  de actuar y señalar discriminación, dijo Cristian Peralta.

“Para coadyuvar a combatir o prevenir la discriminación en cualquiera de sus formas, lo primero es educarnos y educar a las demás personas, escuchar directamente a quienes están siendo afectadas, visibilizar sus historias, promover entornos accesibles, respetuosos e inclusivos; también es clave cuestionar nuestros propios prejuicios y hablar cuando vemos injusticias y, por supuesto, trabajar en sociedad para exigir que las leyes y las políticas públicas respondan a esta realidad”, precisó el especialista.

La diversidad, expresó Cristian Peralta, es parte de nuestra riqueza como sociedad. Las personas con discapacidad también aman, sueñan, participan y tienen derecho a hacerlo desde su identidad u orientación. Debemos dejar de pensar en “necesidades o casos especiales” y empezar a hablar de derechos humanos universales efectivos, porque una sociedad justa e incluyente es aquella que garantiza la dignidad para todas las personas, sin excepciones.

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