Este miércoles 4 de enero nuestro planeta Tierra estará en su punto más cercano al Sol. Con base en los cálculos, se encontrará a 147 millones de kilómetros en comparación con lo que ocurrirá en julio próximo cuando se hallará más lejos al ubicarse a 152 millones de kilómetros.
El evento astronómico se conoce como perihelio, en opuesto al afelio o punto más lejano. Durante el perihelio se registra también la mayor velocidad giratoria de la Tierra con 30.75 kilómetros frente a los 28.76 del verano.
Sin embargo, la lejanía o cercanía al Sol tiene una influencia prácticamente inapreciable en el desarrollo de las estaciones. Estas dependen fundamentalmente de la inclinación del eje de la Tierra y de la radiación solar que recibe su superficie en relación a este parámetro. Por lo tanto, no es nuestra distancia del Sol, sino la inclinación del eje de nuestro mundo, lo que crea el invierno y el verano en la Tierra.
En invierno, la Tierra está inclinada lejos del Sol. En verano, la Tierra está inclinada hacia el Sol.
En cambio, si estuviéramos más cerca de lo que nos encontramos al Sol la densidad de la atmósfera provocaría un efecto invernadero y probablemente, se elevaría la temperatura a 480 °C. En otras palabras, el planeta se encuentra a una distancia que nos permite tener suficiente calor del sol para que haya vida. No por algo se habla de su ubicación perfecta.