Ahora ya no son solamente los niños, la población adulta también tenemos, la mayoría, sobrepeso, según la Organización Mundial de la Salud.
¿Qué vas a comer hoy, la cantidad, y con qué tipo de ejercicio lo vas a compensar? Estas deberían ser ya nuestras preguntas al comenzar el día.
El problema es que hacerlo implica un esfuerzo tanto mental como físico: elegir llevar a la boca cosas sanas o nutritivas, en cantidades adecuadas y ponerlas en la mesa, llevarlas en recipientes al trabajo o dejarlas listas para el regreso.
Nos es más fácil acceder a lo ya preparado, por otros, y con ingredientes de los que desconocemos su calidad y cantidad de uso como el aceite, la sal y condimentos. Seamos honestos. Cada vez que comemos en la calle sentimos y decimos que vamos a explotar.
Si lo adultos ya empatamos a los niños en sobrepeso, ¿qué nos espera en la vejez? Sencillo: moriremos más pronto.
Tal cual la sensación de pesadez por comer en exceso y lo que nos produce placer, el sobrepeso es una bomba de tiempo.
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