Los fines de semana se han vuelto para funcionarios de gobierno de la república días de trabajo, incluyendo al presidente Andrés Manuel López Obrador pero es a este último al que cada vez menos le resultan plausibles sus presentaciones.
Durante las giras de trabajo ya se le empieza a reclamar sobre sus anuncios y decisiones por grupos y sectores de la sociedad, seguidores y no seguidores, votantes y quienes no votaron por él, como ocurrió el fin de semana. También se le cuestiona por sus disparates como que México tiene 10 mil años de existencia.
Es muy probable que al inicio de su gobierno tuviera amplia simpatía dado el estilo de viajar; debido a que se facilitaba el acceso y cercanía de la gente hacia él; porque comía en puestos de la carretera y bebía café del negocio de la esquina. Pero la realidad está siento otra.
Lo que importa y trasciende es su forma de gobierno. Esa consistente en hacer anuncios y rectificaciones de lunes a viernes a través de conferencias de prensa; esa en la que acude a los estados, ciudades y poblaciones con discursos político-electorales a improvisar sondeos, a regañar y a hablar de su proyecto político consumado y un México imaginario.
Escucha el comentario de Patricia Maldonado aquí: