Se nos acabó el mes patrio.
Final de septiembre pasado por agua, que nuevamente ha puesto en evidencia a los servicios públicos y, por lo tanto, a los gobiernos.
En este valle de Toluca de manera especial en los casos de San Mateo Atento, Lerma, Ocoyoacac y Metepec.
Para el arriba firmante es un completo misterio que los funcionarios y servidores públicos omitan o ignoren los problemas que año con año generan las lluvias en sus respectivos municipios. Y que, en consecuencia, los problemas de encharcamientos e inundaciones se repitan y se vuelvan a repetir ante cualquier aguacero más o menos fuerte.
Para taparle el ojo al macho, al menos deberían formar una comisión y anunciarla con bombo y platillo. Así dejarían la impresión de que están chambeando.
Aunque estos menesteres requieren trabajos puntuales y concretos, que quiero suponer que van a quedar en manos de las futuras administraciones municipales, que dentro de tres meses iniciarán funciones. Es decir, los actuales gobiernos van a heredar los problemas como se los heredaron a ellos.
Y no sé si los próximos ayuntamientos vayan a solucionar el asunto… O se vayan por el aplauso fácil de las obras de relumbrón, sin resolver muy antiguos problemas estructurales, cuyas soluciones son costosas.
Pero que también pasan por decisiones cuyos costos son menores: no autorizar más casas habitación en la zona, mediante una vigilancia activa impedir que se construya, colocar cestos y contenedores de basura suficientes, dragar a tiempo los canales, ordenar el crecimiento urbano…
Y, sobre todo, recordar que el gobierno es un servicio público que resulta muy costoso —en dinero e imagen— si se aplazan las soluciones.