Aunque ayer nos cayó algo de lluvia en la ciudad, estamos en la temporada de estiaje desde finales de noviembre y se prolongará a mayo del próximo año cuando se regularicen las lluvias. El estiaje se caracteriza por la mayor contaminación a causa de incendios provocados y fortuitos, la acción de las industrias, el transporte público y demás. Pero en estos días se agrega la quema de fuegos artificiales y las fogatas. En diciembre de 2023, que es el reporte más completo, hubo 41.93 por ciento de días con mala calidad del aire y 3.22 por ciento con calidad extremadamente mala. Este incremento impacta la salud pública, exacerbando problemas respiratorios y otros males, según el Centro Estatal de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades.
Y atención: se viene un incremento de hasta 30 por ciento en la generación de basura; en condiciones normales, cada persona producimos casi un kilo y subirá por las festividades a un kilo 700 gramos, considerando el incremento por los desechos de regalos, utensilios desechables y decoraciones.
A lo que voy es a que individualmente podemos contribuir a frenar el daño ambiental en estos días, porque ese es el fondo del asunto: hay que reducir y si se puede, evitar la quema de fuegos artificiales y fogatas, utilizar luces LED que son más eficientes en el consumo de energía, reutilizar decoraciones, comprar solo los alimentos necesarios, usar menos nuestros autos y reducir plásticos de un solo uso.
Cada pequeño esfuerzo aminora nuestro impacto ambiental durante las festividades y puede generar un efecto multiplicador, inspirando a otros a hacer lo mismo.
