No cabe duda de que a muchos mexicanos les gusta ser gandallas. Al menos así quedó de manifiesto durante la volcadura de ayer de un trailer que transportaba embutidos sobre la carretera México-Toluca.
Las fotografías tomadas en el lugar del accidente ponen en evidencia la aparición repentina de decenas de personas y no para ver si se salvó el conductor o cómo quedó el vehículo de carga, sino con el propósito de acaparar la mayor cantidad de artículos tendidos sobre el asfalto.
Los embutidos tenían como destino tiendas pero eso no importó a quienes se apostaron a acapararlos. A hacerle honor al dicho de «Al agandalla, Dios le acompaña”.
Los gandallas se veían gustosos y en consecuencia no reparaban en que cometían un delito, el de robar.
Aunque en términos formales gandalla es ser bribón o astuto, en el lenguaje cotidiano corresponde a sacar ventaja o provecho de algo.
Es un defecto del mexicano que muchos apetecen mantener.
