Seguro ya has oído el término de “generación de cristal” que procede de quienes nacieron después del año 2000 y describe a jóvenes percibidos como emocionalmente frágiles y débiles. Esto es, poco tolerantes a la frustración, las críticas y los fracasos; que se sienten inseguros y necesitan reconocimiento y validación, y por lo mismo son menos resilientes que los de generaciones atrás, crecidos en entornos independientes y adversos.
Lo que se necesita saber es que los de esta generación tuvieron una crianza sobreprotectora que, tras experimentar carencias, buscaron proporcionarles una vida sin dificultades y, por otro lado, ha habido un mayor énfasis en la salud mental y el bienestar emocional. Por lo demás, son nativos digitales y su forma de comunicación es otra, aunado a que tienen un fuerte sentido de empatía y están comprometidos con causas sociales; son creativos e intuitivos y con un fuerte deseo de ayudar a los demás y contribuir positivamente. Los tiempos son otros y obviamente no es así en todos los casos, lo que conduce a decir que la llamada “generación de cristal” solo está estigmatizando, ignorando fortalezas y habilidades y sometiendo a las presión social.