No se tú pero eso de pedir comida por aplicaciones móviles es fácil y cómodo pero caro o muy caro.
La razón de esto es que las marcas de las aplicaciones móviles se quedan con hasta el 30% del valor de los alimentos en las cuotas que cobran por la entrega; su cuota incluye el tamaño de lo que se pide, si hay ingredientes extras y el destino de la comida. En ese sentido, los restaurantes deciden multiplicar el valor de los alimentos para recuperar los gastos y obviamente, quien termina pagando todo es el cliente.
Un ejemplo claro es cuando pides una ensalada sencilla que si la haces en casa te cuesta 30 pesos y por aplicación móvil 230 pesos, casi cinco veces más.
Otro asunto es que los repartidores como tal ganan apenas 53 pesos por hora, según un estudio de Oxfam México, esto es, ganan por debajo del salario mínimo.
Lo ideal sería pues que preparáramos los alimentos por nuestra cuenta y así ahorramos dinero; pero en muchos casos no es posible. Optamos por evitar la cocina así como desplazamientos, perder tiempo y resolver situaciones entre las que se encuentra una visita inesperada. Por otro lado, seguimos en la idea de evitarnos contagios de COVID-19 y mejor pedimos la comida y que nos la dejen en la puerta. Actualmente en México operan las aplicaciones móviles Uber Eats, Didi Food o Rappi. En estas algo tan básico como comer sale caro o muy caro.