Continúan las obras de modernización y mantenimiento sobre la autopista Toluca-México y los concesionarios cobran como si no pasara nada. Hay reducción de carriles, el asfalto presenta baches y las líneas y señales de piso no están debidamente marcadas.
Estos hechos atentan, por un lado, con la prestación de un servicio pues los usuarios pagan por transitar en una autopista de cuota con el objetivo de hacer más fluida y rápida la circulación. Por otro lado, la incorrecta delimitación de espacios pone en riesgo la integridad de las personas.
Queda claro pues que la operadora Tribasa y su propietario, David Peñaloza Alanís, no están muy interesados en la calidad del servicio que prestan ni de la seguridad en la que lo hacen.
Para muestra está el dato del gobierno del estado de que a diario transitan por esa autopista 26 mil vehículos lo que representa casi dos millones de pesos de ganancia tan solo en el uso de un solo sentido de la carretera.
