Poco a poco nos hemos acostumbrado en Toluca a la presencia de baches.
Los conductores ya sabemos en dónde están, los hemos visto crecer y hacerse más profundos.
Y de a poco, con esta convivencia diaria, se nos han olvidado. Por lo tanto, han dejado de estar en la agenda pública.
Pero están ahí. Se han convertido en una forma de medir la eficacia de los gobiernos. Los últimos tres presidentes municipales han heredado un pendiente que tampoco ha resuelto el actual alcalde de Toluca.
Hay calles que se repavimentaron en los gobiernos de Raymundo Martínez y Juan Rodolfo Sánchez, es decir, hace menos de un lustro y hoy están en peores condiciones que cuando se arreglaron, por lo visto con materiales de ínfima calidad. Obras que no aguantarían una auditoría, que nadie se atreve a hacer por las complicidades y componendas que existen.
Como ejemplo, ahí está la calle de Hernández Cházaro en la colonia Ocho Cedros que en unos pocos años ha quedado casi en calidad de terracería.
Cuando llegue la temporada de lluvias, por pocas que sean, volveremos a ver la magnitud del problema.