Por algo se dice que, entre más años se tienen, más rápido se pasan los días, los meses y los propios años. La Nochebuena ya es mañana.
Llegó el momento de la convivencia familiar más importante entre los católicos y cristianos en general.
Más que la cena y los regalos, es el convivio entre padres y hermanos y los que se le deriven, en torno a la figura de Jesús y su nacimiento.
Se supondría que en un día como la Navidad en todos los hogares y sus habitantes reina la paz y la armonía. Es obvio que no.
La división impera en miles de familias mexicanas por diferencias ideológicas y de valores internas, aunque sepamos que en todo ello debe predominar la prudencia y tolerancia.
La Navidad es la unidad en la variedad. Valorar la convivencia familiar es su verdadero significado.