En unos días dará inicio el mayor consumo de comida anual entre los mexicanos a raíz de las celebraciones religiosas de fin de año. Las posadas, la Cena de Navidad, la Cena de Año Nuevo y los recalentados de estas últimas indudablemente harán subir de peso a muchos.
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Pero no solo eso. También el consumo de alimentos en esta época es desmedido desde la producción, características, distribución y acceso a los mismos. Esto ocasiona una sobredemanda de ciertos alimentos y el desperdicio de otros e inclusive de los mismos que se produjeron en demasía pues suelen sobrar.
Alrededor de esto, lo que se observa es el derroche de alimentos en un sector de la sociedad, que desde luego puede pagar por ellos, frente a quienes viven en pobreza extrema o alimentaria, para los que el acceso a comida continua y digna es difícil.
Así como esta época se caracteriza por las expresiones de amor y bondad hacia el resto de las personas, sería ideal que miráramos a una mayor sensibilización y concientización sobre la alimentación. No es comer por comer, comer hasta saciarnos, aprovechar que hay comida o comer porque la época lo amerita.
