La situación de los feminicidios en el estado de México es preocupante no solo porque ocupamos el primer lugar nacional en casos sino en la manera en que se presentan. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportan que anteriormente los espacios en que las mujeres eran asesinadas correspondían al hogar y hoy en día se da más en sitios públicos. Esto lanza una alerta para que se extreme precaución de las mujeres en los lugares y horas que se encuentran en la calle y para que las autoridades lleven a cabo acciones de vigilancia y demás labores preventivas.
Por otra parte, también ha ido cambiando la modalidad en que las mujeres son agredidas pues la mayor incidencia era vejaciones y lesiones, haciendo patente y prolongando el dolor y sufrimiento, y en la actualidad se advierte un mayor uso de armas. Una situación que trae a debate para qué queremos armas en los hogares y qué estamos pensando en hacer con ellas.
Ahora bien, las condiciones en que se ataca a la mujer hasta el grado de quitarle la vida tiene como antecedente a las ideas machistas de superioridad del hombre, el consecuente desprecio y la discriminación que hacia la mujer y a que en algunos sectores se justifica este tipo de violencia. La violencia contra la mujer es prevenible lo mismo que se puede detectar cuando los casos de violencia podrían terminar en feminicidio si no se actúa.