Luego de dos años de cancelación de los festejos del niño y la niña -por la pandemia- en las escuelas y espacios públicos y privados, hoy los menores vuelven a sentir el afecto y cariño de maestros, directivos y sociedad en general.
La celebración de este fin de semana tiene que ser especial, con detalles, obsequios, paseos, atracciones y aplausos. Los pequeños pasaron confinados en sus casas, que en muchos casos son reducidas de espacio, vieron alterados sus horarios habituales de levantarse, dormir y comer y tuvieron que sortearse cada día ya sea jugando, en la televisión o llevando a cabo otro tipo de actividades. Los pequeños igualmente fueron sometidos a atender, durante horas, a clases a través de una computadora, tablet o celular y hacer tareas, y otros más no recibieron clase alguna por diferentes dificultades y hubo quienes dejaron de estudiar al enfrentarse a otras realidades y necesidades y les cambió la vida como la conocían.
Los dos últimos años no han sido fáciles para nadie pero especialmente para los niños; hay cifras de depresión entre ellos. Por otro lado, en la pandemia nacieron bebés que ahora son niños de dos años y que recientemente se dieron cuenta que había más niños como ellos así como adultos.
Felicidades pues a cada niño y niña que nos escuchan. Fueron muy valientes en vivir con una pandemia.
