Y hablando de verdaderos conservadores, es decir, no a los que se refiere el presidente de la república todos los días en su conferencia de prensa matutina, sino a los congresistas oficialistas de Guatemala, aprobaron una ley que sanciona el aborto con cárcel de hasta 25 años y prohibe el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Aunque la normativa aún debe ser publicada en el Diario Oficial para entrar en vigor, también veta fomentar entre la niñez programas para promover la diversidad sexual. De esta manera, los legisladores se pronunciaron por evitar la enseñanza de conductas sexuales distintas a la hererosexualidad.
La decisión contradice la lucha histórica mundial de legalizar el aborto empezando por casos de violación, insesto, amenazas contra la vida o la salud de la madre o de cara a malformación fetal, al igual que de proporcionar a las mujeres el acceso a servicios posteriores al aborto que son de calidad. Se atenta también con el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Por otro lado, en cuanto al rechazo a la diversidad sexual que es vista en nuestros días como normal e inclusiva, se advierte hoy la necesidad de respetar el pleno derecho que tienen todas las personas de ejercer su autonomía y desarrollar su personalidad y recibir un trato digno e igualitario. La decisión de los políticos solo viene a violar derechos humanos, criminalizar a las mujeres y promover la homofobia.