Con la aprobación de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera (Fintech), se regularán los pagos electrónicos, el financiamiento colectivo, los activos virtuales y la asesoría financiera de más de 540 mil usuarios que utilizan las 160 empresas de esta naturaleza existentes en el país, afirmó la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo, presidenta de la Junta de Coordinación Política.

Destacó que la Ley Fintech penaliza la disposición indebida de fondos de pago electrónicos o activos virtuales, y considera la prevención y mitigación del riesgo de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, mediante el establecimiento del marco regulatorio aceptado y probado internacionalmente, para la identificación del cliente.
Con este nuevo ordenamiento no solo se abre la posibilidad a la inclusión financiera de los mexicanos mediante el acceso al financiamiento, sino que se otorga plena protección del consumidor, aseguró la senadora Ana Lilia Herrera, presidenta de la Junta de Coordinación Política de la Cámara alta.
Ana Lilia Herrera explicó que esa ley pone a nuestro país a la vanguardia en la materia y mejora la competitividad financiera, pues regula los servicios que ofrecen las Instituciones de Tecnología Financiera (ITF), las cuales serán entidades autorizadas y supervisadas por las autoridades en la materia, lo que dará certeza a los usuarios.
A través de las FinTech, toda la población podrá manejar y planear sus finanzas personales o las de sus negocios con tranquilidad, pues se trata de un marco normativo que incluye sanciones para los casos en que se incumpla con lo dispuesto en el marco legal, dijo la senadora Herrera.
Precisó que con este instrumento se promoverá la competencia y dotará de certidumbre jurídica a los participantes del sector, contribuyendo a la mejora del sistema financiero nacional.
La senadora Ana Lilia Herrera refirió que con la aprobación de esta ley, el Senado de la República dio un paso fundamental en la vinculación entre el sistema financiero tradicional con las nuevas expresiones tecnológicas.