Las personas que presentan complicaciones asmáticas registran un mayor riesgo de presentar síntomas graves por COVID-19, motivo por el cual deben hacer especial énfasis en el cuidado de su salud durante esta pandemia.

Tener una vacunación completa, realizar ejercicio físico regular, pero evitarlo al aire libre cuando exista mal clima o alto grado de contaminación, tener una alimentación adecuada, reducir de peso en casos de obesidad y disminuir la exposición a contaminantes dentro del domicilio, incluyendo aromatizantes u olores fuertes como bálsamos e inciensos.
Esta enfermedad frecuentemente se presenta en edad pediátrica y es de suma importancia identificarla y tratarla a tiempo. Al ser un padecimiento crónico, el tratamiento consiste en medicamentos de mantenimiento y rescatadores esteroideos inhalados que controlan la inflamación.
Para que un paciente desarrolle asma tienen que presentarse dos factores: uno es el predisponente y el otro es el desencadenante, el primero relacionado con los genes y con el sistema inmunológico.
Mientras que los factores desencadenantes pueden deberse al clima frío, la contaminación, exposición a humo de tabaco, estrés y alergias a diferentes sustancias del medio ambiente, como ácaros, polvo, pelo de animal y alimentos como la leche, huevo, cacahuates, frutos secos, además de dermatitis atópica o rinitis.
Para contar con un tratamiento oportuno es fundamental acudir con un especialista cuando por las noches se presente tos con silbido en el pecho, sensación de opresión o pecho apretado, para así ser diagnosticado adecuadamente.