Asociaciones de derechos humanos presionaron hoy al presidente electo de EE.UU., Barack Obama, para que no atrase el cierre prometido de la cárcel de Guantánamo e impedir que mantenga a sus presos en detención indefinida.
Durante años, esos grupos han visto la prisión de Guantánamo, que acaba de cumplir un septenio, como un símbolo de los abusos de poder de la guerra contra el terrorismo y la victoria de Obama en las elecciones de noviembre pasado les llenó de gozo.
Fuentes del equipo del presidente electo han dicho a la prensa que uno de sus primeros actos cuando asuma el cargo será firmar una orden ejecutiva que decrete la clausura de Guantánamo, ubicada en el oriente de Cuba.
No obstante, el cierre no será inmediato y encontrar destino para los aproximadamente 250 detenidos que se encuentran en sus celdas puede llevar un año, según los expertos.
Esa perspectiva ha espantado a algunas organizaciones de derechos humanos como «Testigos contra la tortura», una asociación de base, que dijo hoy estar «alarmada» por la posibilidad de esa tardanza.