Quisieran una guerra política

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El gobernador Alfredo del Mazo Maza se ha caracterizado ya por ser un buen anfitrión del presidente Andrés Manuel López Obrador. Así lo ratificó este martes, durante la gira del presidente de la república por Acambay e Ixtlahuaca, incluyendo la comida que ambos personajes compartieron en el restaurante El Corte.

Algunos priistas, los que más resintieron la derrota el pasado 1 de julio, los más lastimados, desaprueban en lo privado que el gobernador de origen priista haya dado su respaldo en más de una ocasión al presidente López Obrador. No lo comprenden. Quisieran cuestionamientos, críticas y votos de censura, que ellos se encargan de formular en cada oportunidad y casi en cada acto presidencial —basta revisar las redes sociales para comprobarlo—. Les parece inconcebible que de parte del gobernador Del Mazo Maza haya colaboración y lo han hecho saber a través algunos comentaristas políticos de referencia.

Sólo quieren abonar al clima de confrontación, que ha estado presente desde 2006 y que se ha profundizado. Quisieran una guerra política en tiempos en los que tanto a López Obrador como a Del Mazo les corresponde gobernar, por encima de sus diferencia ideológicas.

¿A alguien le puede parecer casual que el presidente de la república haya visitado la entidad en 3 ocasiones, en cada una de ellas para lanzar alguno de los que serán programas emblemáticos: el de Jóvenes construyendo el futuro, el de pensiones para adultos mayores y el programa integral de bienestar contra el huachicoleo?

En política no hay casualidades. Y hay priistas que siguen sin entenderlo, cegados por el resentimiento.

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Por cierto, en Acambay, el gobernador Del Mazo reconoció la lucha que ha emprendido el presidente contra el robo de combustible y aseguró que desde el estado de México se respalda el combate al huachicoleo.

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De pena ajena el intento de defensa de Antorcha Campesina, a través de su dirigente Telésforo García. Sólo dejó en evidencia lo que ya se sabe: que de movimiento social, el antorchismo se convirtió en una empresa, en la que la veta mayor del negocio no son las gasolineras ni las tiendas de abarrotes, sino medrar con la pobreza.

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Qué mejor forma de medir la popularidad y respeto que existe por un político que exponerlo o exponerse a la realidad social sin cortapisas sin intermediarios y sin escenarios controlados. Pues ahí está el exgobernador César Camacho Quiroz, que el domingo pasado se paseó por el Mercado Morelos, hizo sus compras, cargó bolsas, saludó a amigos y conocidos, se aventuró y salió indemne.

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En Twitter: @FelipeGlz. En facebook: www.facebook.com/felipeaglz.

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