Recomendación estilo Perogrullo

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En las últimas semanas he escuchado, visto y leído las manifestaciones de queja, molestia, enfado y enojo de quienes han sido infraccionados por la policía de tránsito de Toluca.

Hay quien se queja de la actitud de los policías. También de la supuesta existencia de una cuota de un determinado número de infracciones al día. Y de la cacería de incautos. O de la persecución de quienes portan matrículas de otras entidades de la república, y de quienes no han actualizado sus placas.

Algunos inconformes o críticos de las acciones de la policía de tránsito —o vialidad o como se llame hoy—, apuntan con su dedo flamígero al comportamiento agresivo y los abusos, así como a la corrupción. Aseguran que se imponen multas con cualquier pretexto. O que se trata de acciones recaudatorias del gobierno municipal.

Por ahí va el asunto. Por ahí es donde coinciden los quejosos. Pues el arriba firmante, que no ha estado ajeno a la infracciones, quisiera hacer una sugerencia si sus cuatro lectores se lo permiten. Y si no lo permiten, también, al fin que en este espacio no se hacen consultas a mano alzada ni se organizan tómbolas.

Lo más sencillo para evitar las infracciones por faltar al reglamento de tránsito es, cumplir el reglamento de tránsito. Sí, ya sé que se trata de una perogrullada, pero es lo más sencillo.

Pongo un ejemplo: al estacionarse en la vía pública en Toluca, ahí donde haya un señalamiento así de grande que indique que está prohibido estacionarse, implica un alto riesgo de infracción, así sea por unos pocos minutos. Y la infracción puede ser de hasta dos mil pesos. Buscar un estacionamiento, caminar unos pasos y pagar 20 pesos —promedio— resulta más barato y hasta saludable. Lo mismo sucede en el caso de los parquímetros virtuales: pagar cinco pesos por cada 20 minutos es más sencillo que jugarle al vivo, dejar el auto estacionado “nomás un ratito” y encontrarse a la vuelta una infracción por casi mil pesos.

Sacarle la vuelta a la infracción por circular con placas no vigentes o no portarlas —que amerita una multa superior a los de dos mil pesos, así como la remisión del vehículo al corralón más cercano—, se soluciona o previene actualizando las placas… aunque eso signifique pagar el reemplacamiento, la tenencia y los derechos de control vehicular, que para sacar el coche del corralón habrá que pagar, además de la infracción y la tarifa del corralón. Como sea, si hacemos las sumas y restas correspondientes, andar derecho y al corriente es más barato. No está de más decir que las placas de 2018 y anteriores ya no están vigentes.

Y si nos ponemos estrictos, también está la posibilidad de la multa por no verificar. En este caso, la cosa no es distinta: sale más barato mantenerse al corriente.

Sí, está en nuestras manos evitar la infracción y la molestia.

Si uno quiere ver al policía quedarse con las ganas de la infracción —o de cumplir la cuota—, nada más sencillo que ponérsela difícil o francamente imposible.

Finalmente les pido: síganme para más consejos de provenientes de la sabiduría de Perogrullo. Y además, no pedidos (que sólo dan los entrometidos).

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