Ya estamos más que adentrados en el mes patrio y con ello abunda la vendimia de artículos conmemorativos entre los que destacan banderas de todos tamaños, escudos, estandartes, campanas de papel, abanicos, trompetillas, silbatos, tambores, guitarritas, sombreritos, rehiletes, collares, pulseras, moños para el cabello y muñecos de peluche.
En tanto, a las afueras de los edificios públicos y casas se ven letreros y siluetas con luces, banderines, gusanos de colores, abanicos y guirnaldas y, al interior de los hogares y restaurantes están el papel picado, globos, mantelería alusiva y la infaltable comida de chilaquiles, pozole, cochinita pibil, huaraches, tostadas y su acompañamiento con agua de horchata, jamaica o tamarindo.
Todo se siente y sabe a mexicanidad que no es otra cosas más que nuestra historia, nuestra filosofía, nuestra naturaleza. Nuestra manera de ser y de vivir. Ese sentimiento de pertenencia a la nación, sus costumbres y tradiciones. Estamos por celebrar otro año de la Independencia de México, esto es, de la soberanía y libertad. Estamos de pie.